Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
LA CRONICA DEL PERU



Comentario

De la ciudad de Panamá y de su fundación, y por qué se trata della primero que de otra alguna


Antes que comenzara a tratar las cosas deste reino del Perú quisiera dar noticia de lo que tengo entendido del origen y principio que tuvieron las gentes destas Indias o Nuevo Mundo, especialmente los naturales del Perú, según ellos dicen que lo oyeron a sus antiguos, aunque ello es un secreto que sólo Dios puede saber lo cierto dello. Mas como mi intención principal es en esta primera parte figurar la tierra del Perú y contar las fundaciones de las ciudades que en él hay, los ritos y ceremonias de los indios deste reino, dejaré su origen y principio (digo lo que ellos cuentan y podemos presumir) para la segunda parte, donde lo trataré copiosamente. Y pues, como digo, en esta parte he de tratar de la fundación de muchas ciudades, considero yo que si en los tiempos antiguos, por haber Elisa Dido fundado a Cartago y dándole nombre y república, y Rómulo a Roma y Alejandro a Alejandría, los cuales por razón destas fundaciones hay dellos perpetua memoria y fama, cuánto más y con más razón se perpetuarán en los siglos por venir la gloria y fama de su majestad, pues en su real nombre se han fundado en este gran reino del Perú tantas ciudades y tan ricas, donde su majestad a las repúblicas ha dado leyes con que quieta y pacíficamente vivan. Y porque, sin las ciudades que se poblaron y fundaron en el Perú, se fundó y pobló la ciudad de Panamá, en la provincia de Tierra Firme, llamada Castilla de Oro, comienzo por ella, aunque hay otras en este reino de más calidad. Pero hágolo porque el tiempo que él se comenzó a conquistar salieron della los capitanes que fueron a descubrir al Perú, y los primeros caballos y lenguas y otras cosas pertenecientes para las conquistas. Por esto hago principio en esta ciudad, y después estaré por el puerto de Urabá, que cae en la provincia de Cartagena, no muy lejos del gran río del Darién, donde daré razón de los pueblos de indios y las ciudades de españoles que hay desde allí hasta la villa de Plata y asiento de Potosí, que son los fines del Perú por la parte de sur, donde a mi ver hay más de mil y doscientas leguas de camino; lo cual yo anduve todo por tierra y traté, vi y supe las cosas que en esta historia trato; las cuales he mirado con grande estudio y diligencia, para las escribir con aquella verdad que debo, sin mezcla de cosa siniestra. Digo, pues, que la ciudad de Panamá es fundada junto a la mar del Sur Y diez y ocho leguas del Nombre de Dios, que está poblado junto a la mar del Norte. Tiene poco circuito donde está situada, por causa de una palude o laguna que por la una parte la ciñe, la cual, por los malos vapores que desta laguna salen, se tiene por enferma. Está trazada y edificada de levante a poniente, en tal manera, que saliendo el sol no hay quien pueda andar por ninguna calle della, porque no hace sombra ninguna. Y esto siéntese tanto porque hace grandísimo calor y porque el sol es tan enfermo, que si un hombre acostumbra andar por él, aunque no sea sino pocas horas, le dará tales enfermedades que muera; que así ha acontescido a muchos. Media legua de la mar había buenos sitios y sanos, y a donde pudieran al principio poblar esta ciudad. Mas como las casas tienen gran precio, porque cuestan mucho a hacerse, aunque ven el notorio daño que todos reciben en vivir en tan mal sitio, no se ha mudado; y principalmente porque los antiguos conquistadores son ya todos muertos, y los vecinos que agora hay son contratantes y no piensan estar en ella más tiempo de cuanto puedan hacerse ricos; y así, idos unos, vienen otros, y pocos o ningunos miran por el bien público. Cerca desta ciudad corre un río que nasce en unas sierras. Tiene asimismo muchos términos y corren otros muchos ríos, donde en algunos dellos tienen los españoles sus estancias y granjerías, y han plantado muchas casas de España, como son naranjas, cidras, higueras. Sin esto, hay otras frutas de la tierra, que son piñas olorosas y plátanos, muchos y buenos, guabayas, caimitos, aguacates y otras frutas de las que suele haber de la misma tierra. Por los campos hay grandes hatos de vacas, porque la tierra es dispuesta para que se críen en ella; los ríos llevan mucho oro; y así luego que se fundó esta ciudad se sacó mucha cantidad; es bien proveída de mantenimiento, por tener refresco de entrambas mares; digo de entrambas mares, entiéndase la del Norte, por donde vienen las naos de España a Nombre de Dios, y la mar del Sur, por donde se navega de Panamá a todos los puertos del Perú, En el término desta ciudad no se da trigo ni cebada. Los señores de las estancias cogen mucho maíz, y del Perú y de España traen siempre harina. En todos los ríos hay pescado, y en la mar lo pescan bueno, aunque diferente de lo que se cría en la mar de España; por la costa, junto a las casas de la ciudad, hallan entre la arena unas almejas muy menudas que llaman chucha, de la cual hay gran cantidad; y creo yo que al principio de la población desta ciudad, por causa destas almejas se quedó la ciudad en aquesta parte poblada, porque con ellas estaban seguros de no pasar hambre los españoles. En los ríos hay gran cantidad de lagartos, que son tan grandes y fieros que es admiración verlos; en el río del Cenu he yo visto muchos y muy grandes y comido hartos huevos de los que ponen en las playas; un lagarto destos hallamos en seco en el río que dicen de San Jorge, yendo a descubrir con el capitán Alonso de Cáceres las provincias de Urute, tan grande y disforme que tenían más de veinticinco pies en largo, y allí le matamos con las lanzas, y era cosa grande la braveza que tenía; y después de muerto lo comimos, con la hambre que llevábamos; es mala carne y de un olor muy enhastioso; estos lagartos o caimanes han comido a muchos españoles y caballos y indios, pasando de una parte a otra, atravesando estos ríos. En el término desta ciudad hay poca gente de los naturales, porque todos se han consumido por malos tratamientos que recibieron de los españoles y con enfermedades que tuvieron. Toda la más desta ciudad está poblada, como ya dije, de muchos y muy honrados mercaderes de todas partes; tratan en ella y en el Nombre de Dios; porque el trato es tan grande, que casi se puede comparar con la ciudad de Venecia; porque muchas veces acaesce venir navíos por la mar del Sur a desembarcar en esta ciudad, cargados de oro y plata; y por la mar del Norte es muy grande el número de las flotas que allegan al Nombre de Dios, de las cuales gran parte de las mercaderías viene a este reino por el río que llaman de Chagre, en barcos, y del que está cinco leguas de Panamá los traen grandes y muchas recuas que 108 mercaderes tienen para este efecto. Junto a la ciudad hace la mar un ancón grande, donde cerca dél surgen las naos, y con la marea entran en el puerto, que es muy bueno para pequeños navíos. Esta ciudad de Panamá fundó y pobló Pedrarias de Avila, gobernador que fue de Tierra Firme, en nombre del invictísimo césar don Carlos Augusto, rey de España, nuestro señor, año del Señor de 1520, y está en casi ocho grados de la equinocial a la parte del norte; tiene un buen puerto, donde entran las naos con la menguante hasta quedar en seco. El flujo y reflujo desta mar es grande, y mengua tanto, que queda la playa más de media legua descubierta del agua, y con la cresciente se torna a henchir; y quedar tanto creo yo que lo causa tener poco fondo, pues quedan las naos de baja mar en tres brazas, y cuando la mar es crecida están en siete. Y pues en este capítulo he tratado de la ciudad de Panamá y de su asiento, en el siguiente diré los puertos y ríos que hay por la costa hasta llegar a Chile, porque será grande claridad por esta obra.